viernes, 6 de junio de 2008

INVESTIGACIÓN: IMPULSIVIDAD Y ADICCIÓN (I)

Investigadores del Reino Unido han relacionado el temperamento impulsivo con el riesgo a desarrollar adicciones. La culpa, un neurotransmisor, la dopamina. Se trata de un neurotransmisor relacionado con el desarrollo de adicciones. Asimismo, trastornos como déficit de atención con hiperactividad, esquizofrenia o adicción a sustancias estimulantes se caracterizan por una alteración en los circuitos dopaminérgicos cerebrales. Hasta este momento no se conocía si la alteración era la causa o el efecto de estos trastornos de conducta.

El estudio, publicado en marzo de 2007 por la revista Science, describe como ratas cuya mayor impulsividad se justifica por un menor número de receptores de dopamina en el núcleo accumbens, la región del cerebro relacionada con el placer, son mucho más propensas a desarrollar adicciones. A través de una cuantificación de los niveles de unos receptores de dopamina, D2 y D3, en el núcleo accumbens, los firmantes del estudio afirman que es posible predecir la vulnerabilidad adictiva de una persona impulsiva.
Ratas alteradas
Los trastornos mentales como déficit de atención con hiperactividad, esquizofrenia o adicción a psicoestimulantes (anfetaminas o cocaína) se caracterizan por una alteración en los circuitos dopaminérgicos cerebrales. Los científicos, sin embargo, no sabían a ciencia cierta si esta alteración era causa o efecto del trastorno de conducta y el trabajo del equipo de investigadores decanta la balanza por el lado de la causa. Los animales más impulsivos del estudio ofrecían respuestas prematuras ante una serie pautada de estímulos (comida).

Los neurocientíficos sostienen que la predisposición a la adicción a la heroína o a cualquier otro opiáceo puede ser en muchos casos hereditaria .Técnicas de neuroimagen (PET) identificaron una notable disminución del número de receptores dopaminérgicos D2 en el cerebro que, a su vez, caracterizó a las ratas más impulsivas y con una mayor tendencia a la autoadministración de cocaína sin haberla consumido con anterioridad ni conocer sus efectos. El cerebro tiene varias formas de asegurar que el acto irracional de consumir sustancias adictivas como las drogas o el alcohol, por el placer que éstas causan, pueda llevarse a cabo sin solución de continuidad.
Adictos
Las neuronas de los adictos, abocadas a una anormal y elevada cantidad de dopamina responden defensivamente y reducen el número de receptores dopaminérgicos. Así se explica por qué los drogadictos empiezan tomando drogas para sentirse mejor, para luego tener que consumirlas para evitar la sensación de malestar y necesitan cada vez más sustancia para lograr el mismo efecto. Actualmente, los neurocientíficos sostienen que la predisposición a la adicción a la heroína o a cualquier otro opiáceo puede ser en muchos casos hereditaria, hasta el punto que se han identificado ya los genes que codifican la actividad de la dopamina en el cerebro.

Variaciones hereditarias en estos genes podrían alterar la eficacia con la que las neuronas procesan la dopamina. La mayoría de las drogas adictivas, bien sean estimulantes (cocaína) o relajantes (heroína), imitan la estructura de los neurotransmisores. Del medio centenar de neurotransmisores identificados hasta la fecha, muchos (incluyendo la dopamina) desempeñan un papel relevante en las adicciones.
Referencia: Jordi Montaner, 2007, "Dopamina, impulsividad y adicción".

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