El alcohol etílico o etanol se produce naturalmente como producto de la descomposición de los carbohidratos vegetales. Es una droga que debe ser fabricada, no es una sustancia que pueda extraerse directamente de la naturaleza. Por fermentación, la concentración máxima de alcohol es de 16 por 100; las bebidas alcohólicas de superiores concentraciones se obtienen por destilación.
En la mayoría de las sociedades, el alcohol se ingiere como bebida. Solamente en sociedades del Norte de Europa, como en la Finlandesa, el alcohol se inhala en las saunas colocándose en recipientes que permiten su evaporación debido a las altas temperaturas alcanzadas. El alcohol, debido a las propiedades químicas de su molécula, es igualmente soluble en un medio lipídico que en un medio acuoso. Esta propiedad es fundamental para explicar como actúa el alcohol en el cerebro y en otros sistemas celulares periféricos. Sus características químicas permiten al alcohol atravesar fácilmente las membranas celulares de las paredes del estómago y ser rápidamente absorbido y distribuido por el sistema circulatorio a todos los tejidos incluido el cerebro. El alcohol desordena las membranas neuronales, aumentando la posibilidad de movimiento de los lípidos y las proteínas. Sin embrago, a medida que la ingesta de alcohol se convierte en crónica se observa que dichas membranas se vuelven más rígidas, reduciéndose la fluidez de las mismas. Ya sea con la administración aguda o crónica el alcohol impide que realicen sus funciones con normalidad. Del mismo modo hay que tener en cuenta las diferencias de género que suscita el consumo de alcohol. La mujer debido a su constitución tiene mayor vulnerabilidad a los efectos de la bebida, mayor absorción, menos cantidad de agua en el cuerpo, mayor porcentaje de tejido graso, menor actividad de la enzima, alcohol-desdrogenasa gástrica.
Consecuencia del consumo frecuente de alcohol es la patología de los tejidos somáticos. Fundamentalmente produce alteraciones en el hígado (cirrosis hepática), hipertensión, gastritis, problemas intestinales y disminución de las defensas.
El alcohol, dada su toxicidad, su grado de adicción, su connotación social y su producción relativamente fácil ha provocado siempre polémicas.
El alcohol, dada su toxicidad, su grado de adicción, su connotación social y su producción relativamente fácil ha provocado siempre polémicas.
Esta sustancia además actúa como diurético, provocando que si una persona bebe un vaso de vino, pierde el doble de ese volumen de líquido en forma de orina. Si no lo repone bebiendo más agua la deshidratación produce sequedad en la boca y mal aliento, además de ser un factor favorecedor de la aparición de la jaqueca. Su consumo moderado actúa concediendo cierta inmunidad al cuerpo humano frente a la infección, teniendo un efecto antibiótico. Aunque nunca debemos olvidar que el alcohol es una droga muy peligrosa por la gran dependencia que crea en sus consumidores.
También se puede observar en los individuos dependientes del alcohol cambios de la personalidad. Estos cambios normalmente implican tendencia a la irritabilidad con pérdida de control y de inhibiciones. En su comportamiento vemos cambios frecuentes de humor, agresividad, desconfianza, deterioro intelectual progresivo, todo esto se une a problemas laborales, familiares y sociales.
El alcohol es un ejemplo claro de droga que disfruta de distintos status de legales en distintos países: en algunos países islámicos es considerado ilegal y en muchos países occidentales ha disfrutado siempre de un status legal y un consumo popular.
En España, el alcohol goza de una posición “privilegiada” como sustancia psicotrópica, no sólo legal sino además socializada. Del consumo diario asociado a las comidas en familia y pequeñas reuniones se ha pasado a un consumo protagonizado por jóvenes durante los fines de semana y otros períodos de ocio.
En España, el alcohol goza de una posición “privilegiada” como sustancia psicotrópica, no sólo legal sino además socializada. Del consumo diario asociado a las comidas en familia y pequeñas reuniones se ha pasado a un consumo protagonizado por jóvenes durante los fines de semana y otros períodos de ocio.
Existe en nuestra sociedad, en contraposición con otras sustancias adictivas, una tendencia generalizada a infravalorar la importancia y la gravedad de los problemas derivados del consumo abusivo de alcohol. La familiaridad del producto, así como su accesibilidad y facilidad de compra son algunos de los factores que explican esta infravaloración.
Es bastante representativo en nuestra cultura el hecho de que consumir un poco de alcohol no perjudica el organismo. Está presente en todos los acontecimientos claves de nuestra vida.
En nuestro país está prohibida la venta de bebidas alcohólicas a menores de 18 años en cualquier tipo de establecimiento. En muchas comunidades autonómicas también se prohíbe el consumo en la vía pública.
En nuestro país está prohibida la venta de bebidas alcohólicas a menores de 18 años en cualquier tipo de establecimiento. En muchas comunidades autonómicas también se prohíbe el consumo en la vía pública.
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